¿Qué son los alimentos transgénicos?
INTRODUCCIÓN SOBRE LOS TRANSGÉNICOS
Según la información de la página web del ministerio de salud y protección social de Colombia, desde la década de los 70, los desarrollos en biología molecular han permitido que los científicos puedan mover ADN de un organismo a otro, incluso tratándose de organismos distantes entre sí. Hoy en día, está tecnología de ADN recombinante ha llegado a un nivel en el cual se pueden tomar pedazos de ADN que contienen uno o varios genes de cualquier organismos, incluidas plantas, animales, bacterias o virus, e introducirlo en un cultivo específico.
¿Qué son los OGM?
Los OGM son organismos que han sido modificados, o transformados, usando técnicas de biotecnología. Además de su ADN presentan uno o varios genes con el fin de expresar nuevas proteínas, que antes no tenían, y que les permiten tener nuevas características o mejorar ciertos rasgos como resistencias a plagas, una mejor calidad nutricional, tolerancia a sequía, heladas, suelos ácidos, tener nuevos colores, producir fármacos en las plantas (Decreto 4525 de 2005).
El procedimiento de evaluación del riegos para la toma de decisiones sobre la autorización o no de un alimento derivado de una planta genéticamente modificada para consumo humano acogido en la regulación colombiana es consistente y acorde con el siguen en otros países, así como con los Convenios Internacionales de los cuales hace parte el país, como el Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la Biotecnología (Ley 740 de 2002) y el Codex Alimentarius (Decreto 977 de 1998). Una evaluación de riesgos rigurosa para alimentos derivados de OGM se ha desarrollado, no porque se crea que presentan riesgos, sino para responder a las preocupaciones de los consumidores frente al desarrollo y uso de nuevos productos y tecnologías.
¿Qué dice Greenpeace?
Según la organización ecologista Greenpeace, sólo el 3% de la superficie agraria mundial está cultivada con transgénicos.
17 países han prohibido el cultivo de transgénicos en la Unión Europea
El problema
Un transgénico u organismo modificado genéticamente (OMG) es un organismo vivo que ha sido creado artificialmente manipulando sus genes. Esta rama de la biotecnología permite franquear las barreras interespecíficas y crear seres vivos que no podrían ocurrir en la naturaleza.
Tras más de 20 años en el mercado sigue sin haber estudios a largo plazo que demuestren su seguridad para los seres humanos. Más de 300 científicos independientes han firmado un manifiesto internacional afirmando que no existe un consenso científico sobre su seguridad.
Los riesgos ambientales de los transgénicos están ampliamente demostrados, al igual que no es cierto que sean la solución al hambre, puesto que la inmensa mayoría de los cultivos transgénicos alimentarios se destina a piensos animales que engordan a animales para que los países ricos puedan disponer de carne barata.
La coexistencia entre cultivos transgénicos y cultivos convencionales y ecológicos es imposible: la contaminación genética es inevitable.
Según los datos estimados de superficie cultivada con transgénicos, el 95% de los cultivos transgénicos en la UE se encuentran en España.
Hay quienes justifican todo esto en aras de “acabar con el hambre” en el planeta, pero la realidad es que los cultivos modificados genéticamente no alimentan al mundo: el 99% de los agricultores no los cultivan, y el 97% de la superficie agrícola mundial sigue libre de ellos.
Los cultivos transgénicos son el exponente máximo del modelo de agricultura industrial: no son necesarios ni la solución a los problemas que prometían resolver. Es más, algunos problemas incluso se han agravado, como el uso masivo de herbicidas como el glifosato y la consecuente resistencia de las “malas hierbas” a estos productos.
Según la biblioteca del Congreso Nacional de Chile
hay 4 aspectos de los transgénicos que la bioética debe mirar de cerca
1. La inequidad alimentaria, ¿podría ser resuelta gracias a los transgénicos? En el planeta cada año fallecen alrededor 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad y las personas con esta condición superan los 600 millones, mientras 793 millones de personas aún padecen de hambre crónica. Esto responde a dilemas políticos más que a una incapacidad de la tecnología y la naturaleza para alimentar a la humanidad. Producir y distribuir alimentos para el total de la población humana es algo posible bajo las condiciones actuales, sin embargo no ha existido suficiente voluntad política para ello.
2. La seguridad alimentaria es crucial y una prioridad de la agenda de salud pública. Los riesgos a la salud derivados de los OGM pueden ser variados, y van desde problemas ocasionados por productos químicos y plaguicidas, hasta las hormonas que se inyectan a los animales. Una adecuada regulación al respecto resulta esencial para prevenir estas externalidades, pues los plaguicidas, por ejemplo, pueden contaminar más allá de los mismos alimentos, afectando a las aguas subterráneas. Esto, a su vez, puede ocasionar problemas como la pérdida de biodiversidad y derivar en una hambruna ocasionada por la uniformidad genética, lo cual extinguiría algunas de las variedades vegetales que conocemos hoy.
3. Se estima que seguirán en ascenso los conflictos entre el oligopolio de productores de semillas y los pequeños campesinos. El oligopolio productor que plantea el TPP afecta los derechos de los agricultores más pequeños y su conocimiento tradicional de la agricultura. Esto se contrapone al tratamiento que el Derecho Internacional da a los Recursos Genéticos (RRGG) de un país, y que son altamente resguardados por la comunidad internacional. El Convenio sobre la Diversidad Biológica (1992) los define como una parte del material biológico que contiene información genética de valor, y que tiene capacidad de reproducción. De esta manera, el material vegetal, animal e incluso el microbiano forman parte de estos recursos.
En este contexto, la propiedad intelectual sobre estos “elementos del dominio público” o bienes comunes a todo habitante de una nación, es un asunto jurídico trascendental a dilucidar para conservar la biodiversidad como patrimonio mundial. Los pueblos indígenas, las comunidades locales y un gran número de países están en contra de que se dé por sentado que los RRGG son elementos de dominio público, por considerar que eso deja abierta la puerta para que esos elementos puedan ser objeto de apropiación y utilización indebidas, como expone la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
El año 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, la cual estipula en su artículo 31 que “los pueblos indígenas tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar su propiedad intelectual de dicho patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales tradicionales”, texto legal que no deja dudas respecto de la importancia de resguardar y salvaguardar estos recursos genéticos y utilizarlos en favor de quienes los han poseído ancestralmente.
4. Las dinámicas socio-ecológicas podrían verse afectadas. Algunos artículos exponen sobre el “modelo sojero” de Argentina, implementado a partir de1996 y que transformó al país trasandino en el tercer mayor productor y exportador de semillas de soja, las cuales son genéticamente modificadas. A pesar de que en términos de crecimiento económico esta tecnología ha sido un éxito indiscutido, la transformación agraria ocurrida desde ese entonces cambió casi por completo las dinámicas socio-ecológicas. Por esto, gran parte de la literatura sugiere que los sistemas alimentarios debe tender a la sostenibilidad, minimizando la deforestación y promoviendo la capacidad regenerativa de los suelos.
Específicamente en el caso argentino, dos décadas después de la implementación de la agenda de OGM la inequidad ha aumentado producto de la concentración de negocios agrícolas y de la propiedad sobre las tierras; además, se han producido desplazamientos de comunidades rurales y relocalización de éstas en lugares no del todo adecuados (como sucede también con grandes proyectos hidroeléctricos en Sudamérica); se ha ocasionado, además, una pérdida en la seguridad alimentaria producto de riesgos para la salud ocasionados por la exposición a productos agroquímicos.
Junto con esto, se ha producido una altísima deforestación, pérdida de biodiversidad, pérdida del material genético tradicional de los pueblos, y lo que es más preocupante aún porque altera la biodiversidad y los ecosistemas de las futuras generaciones, ha ocurrido la emergencia de “superhierbas” resistentes al glifosato (herbicida cancerígeno según la OMS), el agotamiento de nutrientes, y ha aumentado la contaminación del aire principalmente por Contaminantes Climáticos de Vida Corta.
Por último les compartimos un video sobre el tema, cada uno sacará sus conclusiones.
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